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El concepto de Elegancia y Belleza
La armonía consiste, básicamente, en que todos los elementos que conforman un conjunto, no choquen entre sí, para ello ninguno debe destacar del resto, puesto que de hacerlo se inicia la confrontación.
En Ikebana, este principio es fundamental, no solo los colores elegidos deben armonizar entre sí, sino también todos sus elementos. La forma más básica es conseguir que ninguna rama u hoja se cruce con otra, sino que todas sigan el mismo ritmo y derección. Dicho así parece un tanto complicado, pero poco a poco el ojo se va acostumbrando a eliminar todo aquello que "choca" con el conjunto. Aquí es donde comienza el principio de la Elegancia y la Belleza. Estos principios radican, precisamente, en la armonía de todos los elementos. La costumbre occidental suele colocar las flores en ramos, ramilletes, en los que todas están a la misma altura y el conjunto se abre como un abanico. En un ikebana, cuando existen varias flores, no deben colocarse a la misma altura, estilizando así el conjunto y armonizando las líneas. Esto es fácil cuando se utilizan caras con una única flor, por ejemplo los claveles, rosas..., pero cuando se utilizan varas en que las flores se concentran en racimos, es más difícil lograr esa armonía. Para ello, nada mejor que tomar como ejemplo un grupo de mujeres (recordemos que las flores son el componente femenino) algunas serán descaradas, otras más tímidas... estas últimas no se mostrarán abiertamente, incluso puede que escondan la cara entre otras. Lo mismo se hace en un Ikebana. |
Materiales
Como fondo del conjunto, dando el contrapunto con líneas rectas y fuertes hemos elegido las ramas de chopo, con sus incipientes brotes primaverales.
Para cerrar el conjunto hojas de lirio que curvaremos mediante una técnica especial para romper la rigidez del conjunto con suaves curvas entre las que "se esconderán las flores. |
Como se hizo
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