Que la vida es un viaje del que conocemos únicamente el inicio y que el destino final está en el cementerio es una obviedad, aunque a veces no seamos totalmente conscientes de ello.
Lo maravilloso de la vida es el viaje en sí mismo, las experiencias y compañeros de camino que vas encontrando a través del tiempo. Estos aparecen por casualidad o (para algunos) fruto de un plan predeterminado por algún dios con el objeto de dar una razón a nuestra existencia. Personalmente opino que por casualidad, pero que esa casualidad va teniendo consecuencias a medida que vas tomando decisiones, se supone que para eso existe el Libre Albedrío.

Hoy quisiera llevar mis reflexiones por distintos caminos, a raiz de diferentes experiencias acontecidas y que profundizan en esa idea tan nuestra de hacer nuevos propósitos para el año que comienza, que está a punto de comenzar.
Está claro, que cada experiencia es un cruce de caminos en que hay tomar una decisión y todas las posibles contienen pros y contras y, en cualquier caso, el futuro siempre es incierto, por tanto perdóneseme el posible desvarío de esta entrada. Les aseguro que no es tanto como parece, tan solo es una propuesta para que cada quien extraiga sus propias conclusiones, a unos les resultará pedante y estúpido, a otros puede que les sirva para forjarse un criterio y poder enfrentar situaciones parecidas en un futuro... a ellos es a quienes va dirigida esta entrada.


Como casi todos los occidentales, me he dedicado a hacer mis compras de navidad, para ser más preciso, regalos para celebrar el Año Nuevo, única fiesta que celebro realmente. Esto me llevó a una pequeña tienda de auténticos objetos japoneses, algunos antiguos, que es mi favorita, ya que la considero una especie de museo en miniatura. El caso es que, en otras ocasiones, me ha atendido una mujer occidental, pero esta vez fué un locuaz, simpático y culto japonés con el pude mantener una agradabílisima conversación sobre el verdadero significado de los objetos expuestos a la venta y que derivó en un autor y obra que, a pesar de ser realmente significativa y esencial para entender la cultura tradicional japonesa es bastante desconocida por la comunidad de las Artes Marciales, me refiero a Junihiro Tanizaki y "El elogio de la sombra" un libro revelador y recomendable en el que describe como la cultura japonesa huye de lo obvio para refugiarse en lo sutil, en lo que está a la vista, es decir en el Okuden.
Para el autor, la belleza está (por decirlo de alguna manera) en aquello que es visible a la luz de la luna, en lugar de aquello que brilla con la luz del sol, conceptos que definirían las diferencias entre la mentalidad japonesa y la occidental a mi modo de ver, la que (concretamente) España es "La tierra del Sol" en su acepción más tópica.

Por otra parte, un desagrable y estúpido incidente en las redes sociales, derivó en un enfrentamiento aún más estupido en el que mi instinto y mi personalidad me arrastraron a participar ya que contenían argumentum ad hominem, la forma más baja, soez e innoble de debatir bajo mi punto de vista y que me llevaron a la réplica, quizás desaforada. Aunque no me arrepiento.

Es ésta una forma muy corriente de debate, en lugar de presentar argumentos y razones lógicas, se presentan críticas al hombre, a la persona, cayendo en descalificaciones, muchas de las veces injurias y difamaciones merecedoras de denuncias ante el Juzgado de Guardia, pero ése es otro tema. Lo resaltable es que el debate siempre es sano, ya que la Verdad, tiene muchísimas facetas, no es algo en dos dimensiones, sino en tres o más aunque nuestra percepción solo sea capaz de distinguir entre luces y sombras ignorando las sutilezas y la belleza inherente a la miriada de matices que emanan de de ella. Me refiero a la Verdad y su aureola de medios tonos.

No quiero entrar en demasiados detalles, porque no merece la pena, pero a esos lectores que aún se están formando un criterio les pondría un solo ejemplo: Picasso. Es sabido que, en el plano personal, sus relaciones con las mujeres eran de todo menos ejemplares, criticar ese comportamiento no invalida en absoluto ser considerado un genio de la pintura, uno (quizás el más) de mayores referentes de la pintura moderna. Es decir, hay que distinguir y desvincular a la persona de su obra.

Es pública mi visión de las artes marciales: ahondar en lo tradicional y adaptarlo a los tiempos modernos. En esto no soy nada original a priori, solo que mi afición me lleva a investigar hasta llegar a las raices de lo tradicional y, partiendo de ahí, eliminar lo superfluo, anacrónico y "puramente japonés", me refiero a actitudes y formas que solo tienen sentido dentro de la cultura y la cosmovisión japonesa para adaptarlas a la mentalidad occidental sin perder la esencia original.

En estos dias he mantenido una larga conversación con quien, por decisión consesuada de todo mi grupo, es nuestro Doshu, o para ser más exactos Waka Doshu (líder en periodo de formación), que a la sazón es Taisho Negishi.
La conversación versó sobre muchos puntos, entre otros y precisamente, el cruce de culturas debido a su personal mestizaje el cual le otorga una visión más universal del mundo de las artes marciales, que puedo resumer en dos líneas de pensamiento:
  • Una, que a pesar de querer mantener intacto el espíritu de su padre (Yuichi Negishi), se da cuenta de que existen muchos grupos, con diferentes formas de entender y aplicar las enseñanzas recibidas. Sin embargo, todos tienen razón a su manera y, por tanto, esos matices deben quedar fuera de toda discusión para ser aceptados y englobados dentro de una única visión, precisamente la de haber recibido las enseñanzas de la misma persona aunque hayan evolucionado por caminos diferentes y, por tanto, mantengan su propia personalidad e identidad respetando las de los demás.
  • Otra, que precisamente cierra el círculo de esta entrada, que debido a su mestizaje y a las enseñanzas que siendo un niño recibió a través del ejemplo de su padre, siente que se le escapan muchos matices de las artes marciales al no entender del todo las claves culturales en las que se basan. Debido a ello, entiende, que debe profundizar en el conocimiento de esas claves para poder comprender bien todos ese conglomerado de luces y sombras, dicernir entre lo que se ve y lo que es.

Eso que se da en llamar Okuden.

En esta época se suelen hacer propósitos para comenzar el año, como occidental que soy, no escapo a esa costumbre y tras estas experiencias me llevan a tomar las decisiones que encuentro más coherentes con mi modo de vida y pensamiento.
Completar el trabajo en el que estoy inmerso actualmente de desentrañar las técnicas antiguas de mi escuela para incorporarlas a mi sistema didáctico adaptándolas a las necesidades y conceptos pedagógicos modernos.
Pero también, obviar esas críticas ilógicas y sin argumentación alguna ya que, por la misma razón, están deslegitimadas por sí mismas, vengan de donde vengan. Y hacer caso a estas otras que, como en el caso de Waka Doshu Taisho Negishi, vienen cargadas de argumentos, razones, lógica y coherencia.

En una palabra: luchar y mejorar... ya veremos por donde me lleva el camino...




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    Autor

    El Cuervo o Cayetano Sanchez, practicante de Artes Marciales e investigador en japonología, experto en diferentes aspectos de la cultura japonesa y manifestaciones artísticas


    El libro que recoge los principales conceptos del Budo con la interpretación occidental y analítica de El Cuervo.
    Disponible en versión digital e impresa:

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